Señor Ministro de Interior,
Como representantes de la práctica totalidad de los integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, las once organizaciones representativas de Policía Nacional (cinco sindicatos) y de la Guardia Civil (seis asociaciones profesionales) venimos trabajando desde hace años por la equiparación de las retribuciones que percibimos con las de otros Cuerpos autonómicos y/o locales de nuestro país. Este objetivo y nuestra apuesta por esa dignificación salarial se vieron afectados en 2010 con la expresión más brutal de la crisis económica que sufrió España, en forma de recortes salariales en la función pública; pese a contar con nuestro más rotundo rechazo y
protesta en las calles y aunque el escenario de partida en nuestros Cuerpos era de mayor precariedad que en otros colectivos funcionariales, hemos esperado a que la superación de la crisis permitiera mayor disponibilidad presupuestaria. Ese momento ha llegado.
Tal y como le hemos manifestado en diferentes reuniones, el trabajo de los guardias civiles y policías nacionales es esencial, por mandato constitucional, para la protección de vidas y bienes, para garantizar la tranquilidad pública, proteger la seguridad ciudadana, auxiliar a quienes más lo necesitan y combatir con eficacia contra desafiadores poderosos como el terrorismo, el crimen organizado, la trata de seres humanos o las nuevas formas de criminalidad. Si España es un país seguro, de los más seguros de Europa, es gracias a nuestro trabajo.
Pero, además, si en pleno pulso secesionista al Estado de Derecho hay algún instrumento eficaz, de vanguardia y plenamente sometido a las directrices de órganos judiciales y fiscales para proteger nuestra convivencia constitucional en Cataluña es, precisamente, el que conforman tanto Policía Nacional como Guardia Civil. Es nuestra obligación y supone un honor hacerlo, pero no debemos hurtar del debate público la importancia de nuestra actuación en este escenario.