Los sucesivos recortes salariales sufridos por el colectivo de la Policía Nacional desde 2010 y una política absolutamente restrictiva en el desarrollo económico de esta Institución, amén de un incumplimiento de pactos rubricados con Gobiernos de distinto signo político han convertido a la POLICÍA CIVIL DEL ESTADO en el colectivo con peores retribuciones de los distintos operadores de seguridad pública, que constituyen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Pero no sólo eso. Esas políticas absolutamente cicateras y ofensivas para el conjunto de los policías nacionales han llevado a este Cuerpo a ser el peor dotado materialmente para el desarrollo de sus estratégicos mandamientos constitucionales, proyectando una imagen de Policía del siglo pasado. Ya no sólo en nuestro propio país, sino también de cara a la nada desdeñable cifra de más de setenta millones de visitantes que acuden a España atraídos no sólo por su turismo sino por la seguridad, que, bien lo saben los políticos cuando sacan pecho con ello, supone un poderoso polo de atracción para visitar nuestro país y para situarnos en la vanguardia de la seguridad pública de la Unión Europea.
La seguridad objetiva y su percepción subjetiva no son gratuitas. Tras años de responsabilidad social de las organizaciones sindicales representativas, al entender que la situación de crisis requería asignar los recortados presupuestos del Estado a necesidades más básicas del conjunto de los españoles, y como representantes del 90% de los policías nacionales, hemos decidido retomar nuestras legítimas y justas reivindicaciones ya que entendemos y estamos convencidos de que es ahora el momento de afrontar la necesaria, justa e imprescindible DIGNIDAD SALARIAL que, en ningún caso, podrá ser inferior a la de otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.